NAVIDAD EN JEREZ. DE LO HUMANO A LO DIVINO

Lugar

Jerez

Fechas

Navidad 2011

Tiene Asociación Albariza un toque jerezano importante. Empezando por su propio nombre, tomado de las tierras blanquecinas del marco de Jerez. No recuerdo bien si lo elegimos a propuesta de Maika o de Jesús, en cualquier caso la idea vino de uno de estos dos miembros de la directiva, jerezanos de pro, residentes en Sevilla pero que van y vienen de Jerez como el que va a la tienda de la esquina. También fueron ellos los que presentaron en la asociación a Paco y a su mujer Ana, granadinos de nacimiento y jerezanos de corazón.
Paco, cada año, entre prótesis de cadera y arreglos variados de huesos, organiza una zambomba en la que este año ha dado cabida a los socios de Albariza que quisieran asistir.
Se celebró en la Bodega Rey Fernando de Castilla. Buenos aperitivos. Destacables las puntillitas, la sopa de tomate y las tortillas de camarones, que estaban como a mí me gustan, con encajes, finas, crujientes y nada aceitosas. Ya en la mesa una berza, con un punto de garbanzo algo entero. Amplio y satisfactorio fue el recorrido gastronómico que realizamos antes de que la familia Vargas entrara en acción, con la abuela a la cabeza, que llegó en silla de ruedas y terminó bailando bulerías. Estos son los milagros del Adviento jerezano y también de nuestro anfitrión, médico traumatólogo de la susodicha. Se encontraban a gusto los flamencos, se les notaba. Pasamos un rato estupendo.
Antes de que comenzaran con sus villancicos y bulerías, el académico numerario de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras, Antonio Mariscal, nos guió histórica y sociológicamente por el mundo de las celebraciones navideñas en Jerez. Por su interés y calidad reproducimos al final de esta crónica un extracto de su intervención, que él mismo ha preparado.
Por la noche, la reducida representación que quedamos, tras una corta incursión en Bereber y otra no tan corta en La Marea, que luego comentaré, salimos por las calles de la ciudad y pudimos ver otra zambomba, la del ??Cristo de Las Melenas?, menos formal que la vivida a mediodía, más popular, más auténtica quizás. En ella había zambombas, me refiero al instrumento, cosa que muchas veces echo en falta en las que asisto y qué me imagino que en sus orígenes sería imprescindible para que se le llamara a este tipo de reuniones una ??zambomba?. El grupo alrededor de una candela. En la calle. Y villancicos y coplas, coplas y villancicos. Imágenes bonitas en la noche, con los reflejos y la luz del fuego. Y un estribillo que me gustó: ??Ven, ven, ven, en Nochebuena vente pa Jerez?. Me gustó por lo que entiendo que transmite. Una llamada universal. Un deseo de compartir esta fiesta con todos.
Entre las celebraciones del sábado que acabo de reseñar, cargadas de humanidad, pero con constantes referencias divinas, como no podía ser de otra manera tratándose de villancicos, y las más espirituales que vivimos el domingo, con las que ahora comenzaré, estuvimos en el bar restaurante La Marea. Y ahí está. Ese es su sitio, permitidme la frivolidad, entre lo humano y lo divino. Un lugar sencillo en sus medios y en su decoración, con unos materiales divinos tratados con gran humanidad. La cocina se pone al servicio de los buenos productos y no los productos al servicio de una mayor gloria del cocinero. Muy buenas las gambas, eso no fue una sorpresa en esta casa, pero sí lo fue una tortilla de patatas y cebolletas, fuera de carta, improvisada respuesta al antojo de un servidor, aprovechando el antojo previo de doña Ana, que la quería sin cebolla. Salimos tan contentos que a mediodía del domingo los volvimos a visitar, después de hacer una corta parada en El Gallo Azul para probar el ??ajo jerezano? también llamado ??ajo caliente?. Pura y deliciosa cocina popular.
El domingo lo dedicamos a lo divino (con el paréntesis gastronómico que acabo de narrar). Por la mañana una preciosa celebración eucarística en Capuchinos oficiada por el cardenal Carlos Amigo acompañado por el coro de la Hermandad de la Defensión, con motivo del cuarenta aniversario de la bendición de la imagen de la Virgen de la O.
Por la tarde La Cartuja. Celebración de vísperas con las monjas de Belén. Me impresionó el recinto, que no conocía, y me deslumbró esta nutrida y joven comunidad de monjas de Belén, religiosas de vida silenciosa y retirada que llevaban, al menos aquellas que pude ver, una sonrisa permanente en sus rostros y que transmitían paz y felicidad, el mensaje que tanto se repite en estas fiestas que conmemoran el Nacimiento ocurrido en el lugar que esta orden lleva por nombre.
No pudimos poner mejor colofón al fin de semana.
Volveré, volveré, volveré, en Nochebuena volveré a Jerez? Si Dios quiere.
Trause. Diciembre 2011.

ARTE Y TRADICI?N DE LA NOCHEBUENA JEREZANA
Por Antonio Mariscal


Cada año Jerez recobra la hermosa tradición de sus villancicos y coplas de la Nochebuena. Una costumbre que se repite cada mes de diciembre con fuerza evocadora y que nos hace revivir aquellas nochebuenas de nuestra niñez, cuando alrededor de la lumbre en los viejos y entrañables patios de las casas de vecinos, cantábamos ante el Belén y entre aromas de anises y pestiños, las viejas coplas y romances al son de la zambomba, la pandereta y el almirez en una feliz y casera algarabía de música popular.
Nuestros villancicos populares o coplas de Nochebuena son como un tesoro de incalculable valor, un arca de plata que cada año por Adviento se abre y muestra sus deliciosas prendas. Es como un incensario de finísimos y variados perfumes.
Jerez conserva todavía el sabor de una costumbre ancestral heredada de nuestros antepasados. Una tradición oral que es un auténtico tesoro guardado durante siglos y transmitido a través de generaciones
Los villancicos de Jerez tienen tales encantos que nadie puede sustraerse a la emotiva musicalidad de los aflamencados sones de sus deliciosas coplas. Cada zambomba jerezana es un estallido de arte que se extiende por todos los barrios de la ciudad, donde esta tradición se manifiesta con singulares formas enraizadas en lo más profundo del alma de nuestra gente.
Por todo barrio de Jerez: la Cruz Vieja, el Altozano, la Albarizuela, Santiago y su calle Nueva o San Mateo y su Rincón Malillo, suenan en estas fechas los viejos ecos de nuestras coplas de Nochebuena en improvisados corros de buena vecindad. Y la alegría prende en un aire bañado por lo aromas del vino que atesoran las viejas soleras de nuestras bodegas. Y todo Jerez canta, todo Jerez baila y todo Jerez revive por unos días sus viejas tradiciones, y lo hace con alegría desbordada en la fría noche estrellada de una Andalucía que sigue viva, que sigue ahí, que no se nos ha ido todavía.

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